viernes, marzo 30, 2007








Shame and Blame

Existen numerosas formas de exilio, no sólo aquel que responde a las necesidades políticas del régimen de turno (autoritario o democrático). Todo gira en torno a la discriminación.

Lamentablemente hoy en día existe en nuestra sociedad el más torturante de los exilios para la gran mayoría de los chilenos. Se manifiesta de diversas formas, pero siempre el perpetrador busca la forma de justificarlo, casi al punto de dar lástima por todos los esfuerzos que dice hacer para impedir que el destierro realmente ocurra.

Millones de chilenos simplemente están fuera de lo que ellos creen es la sociedad, marginados por constantes necesidades económicas y culturales que están corroyendo y, (espero) agotando la paciencia.

La casta política se mantiene intacta, dirigiendo al país y con esto traicionando lo que intrínsicamente debiera ser su misión, que es servir a la nación.

Así tenemos dueños de pesqueras que legislan por leyes de pesca, socios de papeleras que “luchan por el derecho ecológico” del lugar e inversionistas que dan luz verdes con sus negligentes regulaciones a que se destruya un recurso hídrico importantísimo para la nación por el hecho de que la compañía canadiense produzca “trabajo” a gente de la zona.

Es así como “nuestros representantes” se van lucrando y procreando sólo para que el rentable negocio de dirigir el país se quede en familia.

Mientras, aquellas personas que representan el esfuerzo y sacrificio del trabajo que tan dignamente enriquece a los que más tienen, soportan enormes consecuencias de decisiones por conveniencia.

Si ya era difícil dirigirse antes al trabajo en Santiago, hoy es torturante, discriminante y degradante para la población que representa el motor de la nación.

En regiones los problemas se agudizan, Lota es un nido de desesperanzas, ya que todo el mundo sabe que el trabajo dignifica y Chile los mantiene como los más indignos del país, situación crónica desde la crisis del carbón.

Completando el cuadro, tenemos la bochornosa reacción del legislativo, que ante unas platas que sobraron desde que los Senadores designados dejaron de pulular por el hemiciclo del Congreso Nacional, se pusieron muy eficaces y eficientes para re-usar esos dineros “sobrantes” y encontraron increíblemente necesario pagar asesorías legislativas, por que a pesar de que se les paga para eso, necesitan a otros que piensen que deben decidir o como modificar.

Obviamente aunque le pagan a gente por que haga su pega (a pesar de su dieta), eso no les bastó y usaron definitivamente para lo que quisieran, incluso para pagar la defensa de sus propios casos judiciales.

Ahora en el día del joven combatiente, la rabia social manifestada tanto por los que protestan, como en aquellos que arrancaban a través del servicio de transporte público. A todos les tocó, incluso a ministras de justicia. Esa justicia que con un descaro inmenso pretende aplicar la mordaza a los periodistas en los tribunales, atentando gravemente a nuestro derecho constitucional a la libre información.

Los daños a la sociedad son debido a la gran desproporción que existe respecto del ingreso en este país, que mienten de forma indigna al referirse al ingreso per cápita como si fuera una realidad nacional, y no como un promedio que lo eleva el sector que representa menos del 10% de la población, y que sin embargo poseen el 85% de la riqueza chilena.

Y nos quieren echar la culpa, por no tener altura de mira para plantear las problemáticas, por llegar a la desesperación. Son gente sin educación, salida de escuelitas anfibias, con pésimos docentes, sin oportunidad.

Sin embargo siempre se ha sabido que la culpa no es del chancho, sino del que le da el afrecho. La sociedad creó a estos impunes políticos por su desidia y escasas probabilidades de poder cambiar algo. Sin embargo la sinvergüenzura de las políticas para mantener las casta y las ganancias obscenas crearon un descontento que moviliza hasta al más adormecido de los ciudadanos.

Toda olla de presión necesita una válvula de escape para prevenir la explosión, es de esperar que a la administración se le ocurra una luego, sino no podrá aguantar con toda su culpa.